Según el diccionario de la RAE se califica como tal a lo que es vergonzoso, ignominioso, escandaloso, humillante o afrentoso.
A nosotros, cada vez que oímos tal palabra, se nos viene a la mente, ¿a qué se podría aplicar?, pero rápidamente salimos de dudas.
Opinamos que en nuestro país lo más bochornoso son los políticos en general. Es cierto que hay excepciones, pero son las menos. A la gran mayoría se les puede aplicar tal calificativo, desde luego a unos más y a otros menos, pero pocos se libran.
Quienes, como de costumbre, pagamos las consecuencias de tal hecho somos los españolitos. Ya estamos acostumbrados, pero cada día nos cuesta más. En vez de ser su principal preocupación, como pregonan un día sí y otro también, si echamos vista a sus actuaciones, creemos que para ellos somos poco más que un rebaño que tienen que llevar por donde les conviene.
Nuestros políticos se pasan los días en algo muy importante, que es pelearse entre ellos. No solo los de un partido contra los de otro, si no dentro del mismo partido. Hay tantos metidos en el lío que, dentro de poco, para enterarnos, vamos a tener que tener a mano una libreta con los nombres, partido y cargo. Así quizás podamos entender, mejor dicho, sospechar las razones de cada uno.
Todos se acusan a todos, al tiempo que se declaran inocentes. ¿Cómo es posible? ¿Qué pasa en nuestro país?
Van a declarar, incluso ante el Tribunal Supremo, sonrientes y tranquilos, como si la cosa no fuera con ellos. Claro que “cum fraude” ya ha insinuado que hay jueces que llevan a cabo una labor de acoso y cacería humana contra su partido. ¿Se lo creemos? Seguramente lo que pasa es que están hartos de todos los líos que tienen que aguantar y que con frecuencia los pongan a ellos como escudos.
No creemos que tenga problemas dado que su personal de confianza asciende a setecientas noventa y cinco personas, de las cuales cuatrocientas cuarenta y cuatro están adscritas a él, a lo que hay que sumar los setecientos setenta y ocho altos cargos. Le sobra gente que le aconseje lo más correcto a hacer, aunque por las actuaciones y resultados, dudamos que sepan hacerlo.
En las reuniones internacionales nuestro representante por lo regular ni pincha ni corta, lo que nos hace pensar que lo invitan por cortesía. Recientemente nuestro enviado a una jornada del Parlamento Europeo fue recibido al grito de ¡asesino! Sobran los comentarios.
Últimamente a nuestro detestado líder, él se considera como tal, le ha dado por menear la figura del vencedor en nuestra pasada guerra civil. Parece ser que tiene programado un acto en memoria de los muertos del bando perdedor. Suponemos que también programará actos en favor de los muertos por los socialistas, comunistas, anarquistas, etc. Es lo justo, cada uno defendió sus ideas.
En medio de todo este berenjenal estamos los ciudadanos, no solo aguantando tales hechos, sino también, y lo que es más grave, teniendo que asistir a ser el hazmerreír internacional, porque no se engañen, eso es lo que somos.
Mientras tanto “cum fraude” y compañía se aferran como pueden al poder y tratan de hacernos creer que nos hacen un favor, y que quien no lo crea así solo es un desagradecido.
Ciudadanos, creemos que ya es hora de poner fin a tal situación, debemos hacerles ver que somos personas con nuestra dignidad, que exigimos se respete.
No estamos dispuestos a ser los protagonistas de un espectáculo vergonzoso para que ellos conserven su curul. Todo tiene un límite
Creemos sinceramente, sin duda alguna, que nosotros hemos llegado a él.