La gran mentira de Trump: así es la fórmula con la que ha calculado los aranceles
El Departamento de Comercio no ha usado ni el IVA ni las barreras no arancelarias: solo las importaciones y el déficit comercial


La gran mentira de Donald Trump con respecto a lo que llama aranceles “recíprocos” es su fórmula de cálculo. El presidente de Estados Unidos aprobó una metodología supuestamente compleja para hallar el nivel arancelario que debía aplicar a cada país. A la hora de la verdad, sin embargo, se ha saltado esos procedimientos a la torera y lo único que ha tenido en cuenta son las importaciones y el déficit comercial que mantiene Estados Unidos con cada país. Aunque ha presentado la fórmula con letras griegas como si fuera algo complejo, la realidad es mucho más simple: se divide el déficit comercial entre las importaciones; eso da un porcentaje —del 39% en el caso de la UE, o del 67% en el de China—; y la mitad de ese porcentaje (como prueba de lo “benévolo” que ha sido Trump) es el arancel que se aplica. Redondeando, un 20% para la UE y un 34% para China. Un engaño en toda regla.
La fórmula de los aranceles recíprocos tiene en el numerador la diferencia entre el valor de las importaciones y el de las exportaciones, es decir, el déficit comercial, aunque se presente con letras en griego. El denominador parece más complejo, pero en realidad no lo es. Abajo están las importaciones, multiplicadas por una supuesta elasticidad de las importaciones con respecto a los aranceles y por una supuesta elasticidad respecto de los precios. La primera elasticidad se estima en 0,25 y la segunda en 4. Como ambas se multiplican, el resultado es 1. Por tanto, lo que queda en el denominador son las importaciones multiplicadas por 1, es decir, las importaciones.
Así, para calcular los aranceles se utiliza el porcentaje que supone el déficit comercial con un país o grupo de países (la diferencia entre lo que EE UU les vende y lo que les compra) sobre el total de las importaciones y se divide por dos. Por ejemplo, según los datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, el déficit comercial con la Unión Europea fue de 235.571 millones de dólares y las importaciones estadounidenses desde la UE fueron de 605.760 millones de dólares. La división de una cifra entre la otra ofrece un porcentaje del 38,8% que, redondeado, es el 39%: la cifra que Trump mostró en su tablón asegurando que ese es el arancel que aplica la Unión Europea a Estados Unidos. Nada más lejos de la realidad. A su vez, al dividir 39% entre dos, da 19,5% que, redondeado al alza, da 20%. Lo mismo ocurre con China. El déficit de 295.000 millones de dólares se divide entre las importaciones de 438.000, lo cual da un 67,4% que dividido entre dos, da un 34%, redondeado de nuevo.

A los países con los que Estados Unidos tiene superávit comercial o un déficit pequeño, se les ha impuesto el arancel básico del 10%, todo ello con el objetivo de reducir el déficit comercial de 1,2 billones de dólares que Estados Unidos tuvo el año pasado. A México y Canadá no se les han aplicado aranceles recíprocos porque están bajo el régimen de gravámenes del 25% (parcialmente aplicados) por la emergencia del fentanilo y la inmigración. Con la fórmula usada, a México le habría correspondido un arancel “recíproco” del 17%, pero Estados Unidos ha dicho que cuando cambie de régimen le aplicará un 12%.
En una conversación con periodistas el miércoles, altos cargos del Gobierno de Donald Trump admitieron implícitamente que no se estaban midiendo las barreras no comerciales. “El modelo se basa en el concepto de que el déficit comercial que tenemos con un país determinado es la suma de todas las prácticas comerciales desleales, la suma de las trampas”, dijo un miembro del Gobierno bajo compromiso de anonimato.
Ese concepto no se sostiene. Resulta absurdo pensar que el déficit comercial es resultado sin más de una especie de estafa. Pero, además, va en contra de la metodología que aprobó Trump en una orden para poner en marcha el proceso. Según la resolución aprobada, se tomarían en cuenta de forma integral cinco elementos para calcular los aranceles que se imponen a cada país. Primero, los que ese país aplique a los productos de Estados Unidos. Segundo, cualquier “impuesto injusto, discriminatorio o extraterritorial impuesto por los socios comerciales a las empresas, trabajadores y consumidores de Estados Unidos, incluyendo el impuesto sobre el valor añadido”. Tercero, “barreras o medidas no arancelarias y actos, políticas o prácticas injustas o perjudiciales, incluidos los subsidios y los onerosos requisitos reglamentarios para las empresas estadounidenses que operan en otros países”. Cuarto, políticas de tipos de cambio que perjudiquen a los estadounidenses, los bajos costes salariales y otras medidas que resten competitividad a Estados Unidos. Y quinto, cualquier otra práctica que se considere injusta o desleal.
Sin contar las barreras no arancelarias
Con todo eso, casi cualquier arancel era posible, pero el Departamento de Comercio ni siquiera ha hecho el intento de estimar los aranceles y barreras no arancelarias de cada país. En su día, Trump dijo que quería imponer a la Unión Europea aranceles como respuesta al impuesto sobre el valor añadido (IVA), que Washington interpretaba sin fundamento como una barrera comercial. Pero ni siquiera se ha molestado en meter el IVA en la ecuación.
Trump, sin embargo, ha mentido al respecto de principio a fin de su intervención. “Dentro de unos momentos, firmaré la histórica orden ejecutiva que instituye aranceles recíprocos a países de todo el mundo. Recíprocos. Eso significa que lo que ellos nos hacen a nosotros, nosotros se lo hacemos a ellos. Muy sencillo. Más sencillo imposible”, sostuvo.
“Calcularemos la tasa combinada de todos sus aranceles, barreras no monetarias y otras formas de engaño. Y como estamos siendo muy amables, (…) les cobraremos aproximadamente la mitad de lo que ellos están contentos de cobrarnos, así que los aranceles no serán una reciprocidad total. Podría haberlo hecho, sí, pero habría sido duro para muchos países”, dijo en otro momento.
“Yo llamo a este tipo una especie de reciprocidad. Esto no es recíproco. Esto es reciprocidad amable. Lo que hacemos es reducirlo a la mitad”, insistió. “Mi respuesta es muy simple, si se quejan, si quieren que su tasa arancelaria sea cero, entonces construyan su producto aquí en Estados Unidos”, concluyó.
Eso sí, el Departamento de Comercio ha publicado durante la noche del miércoles su metodología, mostrándola como algo mucho más complejo de lo que era en realidad y citando bibliografía. Trump ha exhibido un voluminoso informe sobre las barreras comerciales, pero era todo pose. “Esto es como cualquier trabajo académico estúpido en el que hacen una afirmación increíblemente tonta, pero la ocultan usando símbolos griegos”, escribió el estadístico Nate Silver en la red social X.
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